De puente

He estado de puente, un estado como otro cualquiera. Pero tiene la característica de poder dedicar más tiempo a una serie de tareas como pasear, charlar con los amigos, no madrugar, descansar, escribir,…. Y también es muy recomendable, y hasta altamente indicado, no hacer lo que hacemos los días de “curro”.
Pues este puente he disfrutado del campo, en un pueblo sin tiendas, bares, avenidas, etc. Sólo tiene un local que es “la sociedad” donde se reúne la gente, y se preparan meriendas, o hay alguna partida de cartas, o simplemente se charla con las personas que no has visto desde el verano. El paisaje sí se puede decir que es de campo, de campo total. Te puedes perder por los senderos y puedes contemplar, si tienes suerte, hasta un corzo correteando por los campos. La única pega es que estaba plagado de cazadores y que en algunos caminos veías pasar una fila de coches todo terreno.
Después de unos días así noto que tienes la cabeza más descansada, y que la “centrifugadora neuronal” se ha parado por unos días. Hoy me tomaré alguna infusión para poder soportar que mañana vuelvo a la rutina, y que esta tarde todavía no se ha acabado.